Jeff Rowland
8,6 en la escala Richter
Y sin embargo aún estás conmigo...
Aún siento esa llama que solía
devolverme en la noche al claro día
y alimentar mis manos de mendigo.
Quise escapar, huir del dulce abrigo
que arropaba mi vida, absurda y fría:
no quería seguirte, y no quería
tampoco estar sin ti, tan cruel castigo.
Un ángel se interpuso en mi amargura
con su espada de luz, sus alas blancas,
para calmar mi interno terremoto.
Y regresé al cuartel de tu cintura
donde estas tiernas lágrimas me arrancas
y recompongo mi universo roto.
© Juan Ballester
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