martes, 13 de marzo de 2012

EL ÁGUILA...




EL ÁGUILA
Guerrero de ninguna parte,
soldado sin ejércitos.
Tu casco de plumas se
vuelve cobre al caer la tarde.
El cielo se tiñó de rojos,

naranjas y amarillos.

El maestro de ceramistas

lo doró con soplo artesano.

Mano sagrada que guarda

el aliento último de la tarde,

acaricia tus destellos.

Batir de alas,

garra desprendida...

a la búsqueda de un nuevo sol.

(De "ESCRITOS PARA VIVIR", © Luis Tamargo)

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