Fructuoso Gelabert Badiella
(Barcelona 1874-1955). Productor, director y operador de cámara. Pionero en el cine español, despliega también sus facetas como empresario y técnico. Ebanista en el taller de su padre, sus conocimientos de óptica y mecánica y su afición por la fotografía lo llevan al descubrimiento del invento de los hermanos Lumiere. Gelabert fabrica su propia máquina para filmar y reproducir imágenes, y enseguida realiza la que se denomina como la primera película argumental española, RIÑA EN UN CAFË (1887), primero de los numerosos temas cómicos que inspiran su obra.
En estos tiempos también comienza su significativa i voluminosa contribución en el terreno de los reportajes de actualidad y el documental, algunos para la casa Pathé, y que ya destaca la calidad y el sentido de la composición de su fotografía, una de las cualidades poco discutidas por sus contemporáneos. Es habitual que Gelabert aprovechara sus desplazamientos como instalador de cines para obtener lo que se entonces se llamaban “vistas naturales”, una parte notable de su filmografía. El 1903 empieza una fructífera relación con la empresa Dianorama, que lo contrata como director técnico. En esta época el Gelabert inventor y técnico dotado contribuye decisivamente en la difusión del cinematógrafo con la fabricación de nuevos aparatos de proyección y técnicas de iluminación.
Con la casa Dianorama obtiene su primer éxito de público, LOS GUAPOS DE LA VAQUERÍA DEL PARQUE (1905). Gelabert asume en sus obras el triple papel de argumentista, cámara y realizador. En tanto que inquieto inventor y artesano, Gelabert comparte la obsesión de los pioneros por el cine sonoro, y en EL GUARDIA BURLADO (1908), así como en la adaptación del cuento picante popular LOS PRIMEROS CALZONCILLOS DE TONI (1908), intenta anticipar la película sonora mediante un artesanal sistema según el cual, durante la exhibición, los actores recitan los diálogos vocalizados en pantalla. Más tarde, en BAÑO IMPREVISTO (1909), se introducen los rótulos intercalados. En estas fechas, ya establecida Films Barcelona como productora de peso, Gelabert empieza su producción dramática TERRA BAIXA (1907), i pronto dispone de uno de los primeros estudios cinematográficos construidos en Barcelona.
No obstante Gelabert es mejor técnico y director de fotografía que no director artístico y de actores, eso explica que en MARIA ROSA (1908) se vea obligado a compartir las responsabilidades con Joan Maria Codina, y posteriormente con autores como Enric Jiménez. La obra posterior de Gelabert muestra intenciones escenográficas como la de LA DOLORES (1908) o la del drama histórico GUZMÁN EL BUENO (1909), que presenta Margarida Xirgu en su debut cinematográfico, y para que Joan Morales, uno de los miembros fijos del equipo de Films Barcelona cree vistosos decorados corpóreos. En 1910 se acaba su fructífera colaboración con la empresa y realiza documentales para Films Cabot, hasta que produce por su cuenta la fracasada MALA RAZA (1912). Falto de sentido de negocio, y no siempre a la altura de los cambios que se producen en el cine, Gelabert sigue trabajando esporádicamente para compañías alienas hasta fundar su propia productora, Boral Films, dotada de estudio.
La decepcionante acogida de los dramas de aventuras EL SINO MANDA y EL DOCTOR ROJO (1917) hace fallar la productora, cuya ruinosa venta a Studio Films marca el inicio del declive aunque Gelabert continúe trabajando en pequeños documentales encargados por Gaumont. Los contratos ahora llegan desde Madrid, como los casos de LA ESPAÑA TRÁGICA / TIERRA DE SANGRE (1918). En 1928 estrena su última película con argumento, realizada junto a Josep Claramunt, LA PUNTAIRE / LA ENCAJERA. En 1952 volvió a rodar RIÑA EN UN CAFÉ.
GELABERT INVENTOR.
Si preguntáis a un francés quién inventó el cine os dirá que fue Lumière, si la pregunta la hacéis a un inglés os responderá Freese Greens; un austriaco os hablará de Ottomar Anschutz; un alemán de Max Skladanoswski; un italiano de Filoteo alberini; un norteamericano de Edison… Y en el fondo todos tendrán razón, ya que el cine aparición como un maduración científica en todos esos lugares en los que las condiciones eran idóneas. Y uno de esos lugares era la Barcelona de 1888-1900. Una Barcelona progresista en la que Gelabert encontró el ambiente propicio. Gelabert construyó su propia cámara, esto formaba parte de su juego, las intenciones que le movían. Gelabert no es solamente el inventor del cine catalán, sino también uno de los inventores del cine universal, tan importante como los anteriormente citados.
Si preguntáis a un francés quién inventó el cine os dirá que fue Lumière, si la pregunta la hacéis a un inglés os responderá Freese Greens; un austriaco os hablará de Ottomar Anschutz; un alemán de Max Skladanoswski; un italiano de Filoteo alberini; un norteamericano de Edison… Y en el fondo todos tendrán razón, ya que el cine aparición como un maduración científica en todos esos lugares en los que las condiciones eran idóneas. Y uno de esos lugares era la Barcelona de 1888-1900. Una Barcelona progresista en la que Gelabert encontró el ambiente propicio. Gelabert construyó su propia cámara, esto formaba parte de su juego, las intenciones que le movían. Gelabert no es solamente el inventor del cine catalán, sino también uno de los inventores del cine universal, tan importante como los anteriormente citados.
GELABERT TÉCNICO.
En esos tiempos tres problemas atraían la atención de los fotógrafos: el relieve estereoscópico, el color natural y el movimiento. En los tres aspectos Gelabert hizo aportaciones importantes, si bien la historiografía universal no lo haya reconocido aún.
En cuanto al movimiento, no olvidemos que sus primeras cintas –BARALLA EN UN CAFÉ / RIÑA EN UN CAFÉ por ejemplo- están muy bien ritmadas; pero, y esto es mucho más definidor, en LA PROCESION DE LAS HIJAS DE LA PARRÓQUIA DE SANTS (1902) las panorámicas son abundantes, bastante tiempo antes que no fueran usuales en el cine universal.
En el terreno del color, aprovechando que trabajaba para la Star Film de Meliès, adquirió unos conocimientos que después usaría en sus propios trabajos, y que se desarrollaría en una práctica de giros no solamente orientado en el camino de la adecuación temporal sino en la vía de una formulación psicológica con la intervención de colores “anímicos”.
En esos tiempos tres problemas atraían la atención de los fotógrafos: el relieve estereoscópico, el color natural y el movimiento. En los tres aspectos Gelabert hizo aportaciones importantes, si bien la historiografía universal no lo haya reconocido aún.
En cuanto al movimiento, no olvidemos que sus primeras cintas –BARALLA EN UN CAFÉ / RIÑA EN UN CAFÉ por ejemplo- están muy bien ritmadas; pero, y esto es mucho más definidor, en LA PROCESION DE LAS HIJAS DE LA PARRÓQUIA DE SANTS (1902) las panorámicas son abundantes, bastante tiempo antes que no fueran usuales en el cine universal.
En el terreno del color, aprovechando que trabajaba para la Star Film de Meliès, adquirió unos conocimientos que después usaría en sus propios trabajos, y que se desarrollaría en una práctica de giros no solamente orientado en el camino de la adecuación temporal sino en la vía de una formulación psicológica con la intervención de colores “anímicos”.
Finalmente queda la contribución más importante de Gelabert en el cine universal: la búsqueda del relieve. Primeramente descubrió el valor de la profundidad de campo, y posteriormente el uso de ópticas más evolucionadas que las de principio de siglo. Posteriormente dirigió sus pasos tras la búsqueda de las películas panorámicas no tardando en encontrar resultados. No contento con esto alargaría el camino hacia la combinación del scope con la doble imagen integrada. Para llegar al final de este camino eran necesarios grandes medios económicos, pero estos le faltaron.
Gelabert hizo algo más que intuir el videocasette: inventó un aparato de discofilm. Aprovechando la existencia de la fonografía, combinó la mecánica de este procedimiento con la del cine y construyó un aparato que funcionaba con discos de celuloide llenos de pequeños fotogramas, en lugar del film clásico. Esta invención, también por falta de medios, no pasó del nivel experimental, aún estar patentada.
Gelabert hizo algo más que intuir el videocasette: inventó un aparato de discofilm. Aprovechando la existencia de la fonografía, combinó la mecánica de este procedimiento con la del cine y construyó un aparato que funcionaba con discos de celuloide llenos de pequeños fotogramas, en lugar del film clásico. Esta invención, también por falta de medios, no pasó del nivel experimental, aún estar patentada.
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