lunes, 22 de abril de 2013

Después de poner la otra mejilla...impartir justicia.


Poner la otra mejilla, y luego hacer justicia


Monumento al general Cabrera
Monumento al general Cabrera
Dice el mandamiento cristiano, aunque no es uno de los diez que recogen las tablas de Moisés, que cuando uno recibe un tortazo ha de poner la otra mejilla. Pero una vez que se ha puesto la otra mejilla, parece que ya está libre de mandatos.

Así al menos se extrae de una anécdota ocurrida en el siglo XIX, cuando un fraile que acompañaba a la partida del general carlista Ramón Cabrera, fue insultado por un soldado que se burlaba de las maneras y de la forma de actuar del religioso. No contento el soldado, voluntario, con las burlas, llegó en un momento a envalentonarse ante la falta de reacción del fraile a sus palabras y le dio una bofetada.

El fraile, que como es lógico conocía la doctrina, puso la otra mejilla de manera clara a disposición del jovenzuelo, que no pudiendo resistir aquel anzuelo soltó de nuevo la mano y le atizó al fraile un segundo manotazo, esta vez en la otra mejilla.

Entonces llegó el momento del fraile. Dijo, yo he cumplido con lo que mi religión manda y he puesto la otra mejilla, ahora, voy a hacer justicia y no venganza. Y arremangándose el hábito se fue directo a por el mozo, que recibió tal paliza que hubo de ser socorrido por otros hombres del grupo del general Cabrera para salvarlo de las manos del religioso.

En cualquier caso, y siendo un acto de justicia y no de venganza, bien podemos afirmar que el fraile fue correcto con los mandatos, avispado en la situación y expeditivo con la lección que dio al otro. 


Fuente: Anécdotas de la historia, de Pancracio Celdrán y Curistoria

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