Un 'dragón de acero' suspendido sobre el río Wupper
El monorraíl de Wuppertal es el único tren urbano colgante de Europa que circula por encima de las viviendas
La poetisa alemana Else Lasker-Schüler lo describió como "un dragón de acero", plagado de "estaciones y ojos", que ondula sobre "un río teñido de negro". Acertó de pleno. Suspendido boca abajo y persiguiendo el serpeteante curso del río, el 'Schwebebahn de Wuppertal' es el único ferrocarril urbano colgante de Europa. No circula pegado a la vía, como casi todos los del mundo, sino colgado de los raíles, por encima del río y de las casas. 'Einschienige Hängebahn System Eugen Langen', designación oficial de este monorraíl, se ha convertido en el emblema e icono de esta ciudad situada en el estado alemán de Renania del Norte-Westfalia.
Wuppertal es la ciudad más grande del Condado del Monte y centro económico, industrial y cultural de la región. No hace ni un siglo que su nombre aparece en los mapas, ya que anteriormente en ese punto se encontraban las ciudades de Elberfeld y Barmen, además de pequeñas colonias como Ronsdorf, Cronenberg y Vohwinkel, refundadas en 1929 como Barmen-Elberfeld. En 1930, tras un referéndum, se cambió el nombre del municipio por Wuppertal, denominación mucho más exacto, ya que la ciudad está ubicada en el valle del río Wupper.
A pesar del duro castigo que sufrió durante la Segunda Guerra Mundial, Wuppertal cuenta con 4.500 monumentos, lo que la sitúa como la segunda ciudad con más edificaciones históricas dentro de Renania del Norte-Westfalia. La arquitectura mejor representada es la del siglo XIX. Destacan, sobre todos, el museo Von der Heydt ,con una impresionante colección de pinturas francesa del siglo XIX y moderna (Otto Mueller, Emil Nolde, Franz Marc, August Macke, Alexej von Jawlensky y Max Beckmann), esculturas, grabados y fotografías de la época del siglo XVII hasta la actualidad; el Museo del Reloj, que desde sus sencillos inicios en los años 50 se ha ido convirtiendo en una de las colecciones más extensas relacionadas con la historia de la cronometría; y el famoso teatro del ballet de Pina Bausch. Pero, sin lugar a dudas, la ciudad es conocida y famosa en el mundo entero por su espectacular monorraíl, uno de los más espectaculares del planeta.
El tren colgante de Wuppertal fue inaugurado por el emperador alemán Guillermo II. Diseñado por Eugen Langen, que originalmente lo había concebido para la ciudad de Berlín, fue construido en 1900, abrió sus puertas en 1901 y todavía hoy está en uso como sistema de transporte. Es, además, el más antiguo de los monorraíles que existen. La impresión que su construcción causó en la escritora alemana Else Lasker-Schüler , que dedicó grandes elogios al ferrocarril, no tuvo el mismo impacto entre sus convecinos, que sintieron algo menos de entusiasmo por la creación de Langen. Incluso su creador llegó a denominarlo despectivamente como "esa cosa". Pocos años después, ganó el corazón de los habitantes de la ciudad, que lo convirtió en uno de sus principales emblemas.
El tren suspendido viaja a lo largo de una ruta de 13,3 kilómetros de largo, unos 12 metros por encima de la superficie del río Wupper entre Oberbarmen y Sonnborner Straße (10 kilómetros) y unos 8 metros por encima de las calles entre Sonnborner Straße y Vohwinkel (3,3 kilómetros). En un momento, el ferrocarril cruza la A46 autopista. El viaje completo dura unos treinta minutos. Tiene en su recorrido veinte estaciones y dos depósitos, y transporta al día unos 80.000 pasajeros.
El término monorraíl o monorriel se usa para describir los sistemas de transporte en los que los coches están suspendidos o se desplazan sobre una estructura de un solo raíl para transportar mercancías o personas. Los esfuerzos por crear ferrocarriles no convencionales comenzaron a finales del siglo XIX, con el objeto de lograr mayor eficiencia, mayor velocidad o menor coste. Se llevaron a cabo varios intentos para crear un sistema en el que una rueda de acero de doble brida operase sobre un único raíl parecido al convencional.
Ingenios y artilugios
La historia del monorraíl se remonta hacia 1821, como una patente de Henry Robinson Palmer que se pondría en práctica en Londres, así como también en 1825 en el Cheshunt Railway, donde unos caballos tiraban mediante una cuerda de unos coches colgados de un carril. Los periódicos de la época también recogen algunas publicaciones donde se menciona, ya para el año 1820, un primer diseño de monorraíl. Este curioso ferrocarril suspendido fue diseñado mediante el mismo sistema (Langen) que el utilizado en la construcción del funicular suspendido de la colina de Loschwitz (Dresde), también llamado como éste 'Schwebebahn'. Estos ingenios continuarían dando lugar, entre otros, a un ferrocarril suspendido, el Enos Electric Railway, en New Jersey en 1886. Precisamente, en este prototipo se inspirarían los constructores del monorraíl colgante de Wuppertal. Continuarían estas invenciones con otros artilugios incluso impulsados por hélices, que dieron lugar a un medio de transporte en continua transformación y que hoy en día ha llegado a evolucionar hacia al tren de levitación magnética Maglev como último logro.
Durante casi 100 años, el tren colgante de Wuppertal fue uno de los medios de transporte más seguros del mundo, pero en abril de 1999 ocurrió un grave accidente al caer un convoy al río a causa de unas obras que se habían hecho durante el fin de semana. Murieron tres personas y más de cuarenta resultaron heridas. Los operarios que participaban en los trabajos se olvidaron de quitar una uña de metal en los rieles. El primer tren del día golpeó la garra a una velocidad cercana a los 50 kilómetros por hora y se estrelló unos 10 metros hacia abajo en el río Wupper. La operación de rescate se prolongó durante tres días . Ocho semanas después del accidente, el Schwebebahn volvió a funcionar. Los daños provocados obligaron a desembolsar unos 8 millones de marcos alemanes.
El procedimiento judicial a raíz del accidente puso de relieve que el desastre no fue causado por fallos técnicos o problemas del sistema, sino por la negligencia de los operarios, que se habían retrasado en su horario de trabajo durante la noche anterior y abandonaron el lugar a toda prisa a sólo 10 minutos antes de que el tren partiera desde el almacén. Sin embargo, el episodio más comentado sobre este transporte, y que aún hoy sigue dando de qué hablar, se produjo a mitad del siglo pasado. Los promotores de un circo organizaron el salto desde uno de los coches del morrorraíl de la elefanta 'Tuffi' para promocionar el espectáculo circense. Parece ser que el paquidermo, de puro nerviosismo, buscó el primer hueco visible y se arrojó por él. Cayo al río Wupper, sin mayores consecuencias.
El monorraíl se ha modernizado y reconstruido considerablemente. El marco de apoyo y las pistas están fabricadas de 486 pilares, puentes y secciones extendidos sobre el lecho del río. Actualmente se han sustituido todos los arcos y se han reformado todas las estaciones, muchas de ellas en su estilo original modernista (Jugendstil). La velocidad máxima es de unos 60 kilómetros por hora, y la media de 27 kilómetros por hora. A Wuppertal llegan también, cada veinte minutos, los trenes del S-Bahn Rhein-Ruhr S8 (Mönchengladbach – Düsseldorf – Wuppertal – Hagen).
El parque actual se compone de dos trenes construidos en la década de 1970. Los coches son de 24 metros de longitud y 4 puertas. Un vehículo ofrece espacio para 8 asientos y alrededor de 130 pasajeros de pie. El viaje completo dura unos 30 minutos. El 'Kaiserwagen', el tren original utilizado por el emperador Guillermo II durante un viaje de prueba el 24 de octubre de 1900, circula aún en ocasiones especiales.
La prensa popular estadounidense de mediados del siglo XX presentaba a menudo el monorraíl como un «transporte del futuro», junto con imágenes de «mochilas-cohete» personales y viajes espaciales de masas, creando interés, pero también confusión sobre si se trataba de modas pasajeras o ideas factibles. Como medio de transporte público, el monorraíl se utiliza también en ciudades como Sidney, Seattle, Tokio y Kuala Lumpur, y especialmente en Las Vegas, ya que funciona como el principal sistema de transporte urbano de la ciudad. En Enoshima, una isla que se encuentra a poco más de una hora de viaje desde Tokyo, no muy lejos de Kamakura, circula también un tren colgante tanto o más singular que el Wuppertal. Se trata del ‘Shonan Monorail’, que sale de Ofuna y lleva a Enoshima.
Fuente El Correo
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