Muchos científicos, la mayor parte, hablan de la existencia de una serie de diferencias entre el cerebro de la mujer y el del hombre. En la lista a continuación te presentamos algunos detalles con 10 cosas que el hombre debería saber sobre el cerebro de la mujer.
1. Ellas cambian todos los días en base a sus ciclos. Los niveles hormonales cambian constantemente en el cerebro y el cuerpo de una mujer, cambiando su perspectiva, la energía y la sensibilidad junto con ellos.
2. Son muy intuitivas. Las mujeres no sólo recuerdan mejor la apariencia física de los demás sino también identifican correctamente los mensajes no verbales transmitidos en las expresiones faciales, posturas y tonos de voz, según estudios.
3. Detestan el conflicto pero más aún la falta de respuesta. Es una cuestion de reacciones químicas intensas en su cerebro durante un conflicto. Para las mujeres, en particular, una respuesta negativa puede ser mejor que no responderles nada.
4. Ellas responden a la pena y la ansiedad de forma distinta. Son mucho más sensibles.
5. Ellas tratan de evitar la agresión. No significa que no tengan comportamientos agresivos sino que reaccionan de diferente manera. Son más estrategicas y tienden a ser amistosas para evitar agresiones.
6. Se desconcentran o se “desactivan” con mayor facilidad en lo que a relaciones intimas se refiere. Cualquier preocupación es un conductor a estos estados.
7. Su cerebro sufre alteraciones durante el embarazo. Se reduce hasta un 4% y vuelve a su condición normal 6 meses después.La progesterona también sufre modificaciones aumentando 30 veces en las primeras ocho semanas del embarazo y actuando como un sedante.
8. Se ve afectada por el “cerebro de madre”. Los cambios físicos, hormonales, emocionales y sociales que afectan directamente a una mujer después del parto pueden ser muy grandes.
9. Pasan dos veces por la adolescencia. Ellas viven una “segunda adolescencia” llamada perimenopausia a los 40 años. Se inicia alrededor de los 43 años y alcanza su cima a los 47 o 48 años de edad.
10. Les gusta tomar riesgos en su madurez. En muchos casos, y pasados los 50 años, se ve un mayor apetito por la aventura y por asumir riesgos. Una vez que los cambios se han dado, el cuerpo se mueve a una fase “avanzada” y el cerebro femenino obtiene un segundo aire que las lleva a hacer cosas por si misma, con mayor enfásis y apostando al riesgo.
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