El descubrimiento de Plutón
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Clyde Tombaugh |
El fundador del observatorio, Percival Lowell, había invertido años buscando un planeta, al que denominaban planeta X, que en su opinión afectaba a la órbita de Neptuno pero que no había podido ser contemplado aún. A la búsqueda de aquel planeta X pusieron a nuestro hombre cuando aceptó la oferta de trabajo. El fundador del observatorio había muerto en 1916 sin conseguir su objetivo, pero gracias a sus fondos la búsqueda seguía viva, ahora en manos de Tombaugh.
No todos los astrónomos eran optimistas, muchos pensaban que si existiera ese planeta X ya habría sido descubierto en aquel 1928 y que por lo tanto todos los esfuerzos en su búsqueda eran en vano. La labor diaria de Tombaugh consistía en tomar fotos del cielo cuadrante a cuadrante y comparar fotos y fotos para buscar algún cambio en el espacio que denotara la existencia del planeta. Miles de fotos, todas parecidas, con cientos de puntos. Un trabajo tedioso, sin duda.
Pero cuando uno es tenaz, a veces, obtiene su recompensa. Así, el 18 de febrero de 1930 Tombaugh detectó un pequeño cambio entre dos fotos, una pequeña mancha que era como una peca en la cara del espacio. En aquel momento nuestro hombre se convirtió en el primer americano en descubrir un planeta: Plutón.
El nombre no fue impuesto en el momento, sino que se hizo una petición popular y miles de cartas llegaron de todas las partes del mundo. Finalmente, la sugerencia de una chica de once años de Oxford, Inglaterra, llamada Venetia Burney, de denominar Plutón al nuevo planeta en honor al dios romano del inframundo fue aceptada. Que las iniciales de Percival Lowel coincidieron con el comienzo del nombre propuesto fue un punto a favor para seleccionar Plutón.
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