domingo, 25 de marzo de 2012

ENTRE ALGODONES





ENTRE ALGODONES

Se balancea al compás del aire, sin pensar en nada. Se deja arropar por esos momentos en que su voz es tibia y cercana y se aferra a ella con los ojos cerrados. Se deja contar historias que a veces le asustan y otras veces le hacen llorar pero siempre, fascinado, vuelve a pedir un poco más, porque siempre acaba ganando el bueno. No le importa ser nadie, es agradable sentirse tan pequeño y que nadie repare en su presencia. Mejor así, se dice, a veces es mejor que las cosas pasen por delante de uno sin pararse.

Pero hoy necesitaba más que nunca sus abrazos, esos en los que uno se pierde y se protege de la lluvia, esos que huelen un poco a colonia y un poco a lejía y que le diga que no pasa nada, que todo se arreglará. Necesita quedarse dormido sabiendo que ella está a su lado, por si a media noche una pesadilla lo arranca de un salto entre las sábanas. Necesita tener alguien que lo arrulle antes de quedarse dormido y que le susurre buenos días por la mañana, alguien que cuide de su noche y así, entre los algodones de su infancia renovada, dormir sueños de juegos y poemas. Porque, cuando suena de su boca, las cosas realmente se acaban arreglando.

David Flores Sánchez
 

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