Contra el escorbuto, fruta o cerveza
En mayo de 1747 Lind decidió separar en grupos a los enfermos y tratar a cada uno de un modo diferente. Se trataba de una prueba totalmente a ciegas, ya que no sabía qué mal estaba combatiendo y, obviamente, no sabía qué plan funcionaría y cuál no. Preparó varias dietas, una con vinagre, otra con agua de mar, supongo que alguna con cerveza, si quedaba a bordo; y a algunos enfermos les dio naranjas y limones dentro de su dieta. Después de unos días comprobó que los marineros que comían cítricos mejoraban de su enfermedad y efectivamente evidenció, a partir de aquella prueba, que los más enfermos y los que antes caían eran aquellos que comían menos frutas.
La Armada y la comunidad médica tardaron años en reconocer el acierto de Lind. Y a partir de entonces, se llevaba a bordo de los barcos una buena provisión de cítricos para que los marineros evitaran el escorbuto gracias a la vitamina C que aportan estas frutas al organismo.
Y volviendo a la cerveza, una posibilidad para justificar por qué pensaban que la falta de cerveza provocaba la enfermedad, es que la cerveza y la fruta, cargadas ambas al salir de puerto, se agotaran más o menos en la misma época del viaje. Así, cuando aparecía el escorbuto, los marineros ya no tomaban cerveza, pero tampoco fruta. Todo un ejemplo este Lind de experimentación para resolver un problema.
Fuente: Adáptate, de Tim Harford, curistoria
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