¿En qué idioma habló Dios a su pueblo?
En la faz de la tierra corren mil razas y los idiomas y lenguajes que usan son aún más en número. Esta diversidad de modos de entenderse llevó al hombre, siglos atrás, a preguntarse cuál había sido el lenguaje usado por Dios para dirigirse a ellos.
Hay varias pruebas y experimentos que se han llevado a cabo durante los siglos pasados para intentar aclarar este dilema. Algunas nos han llegado más en la fantasía que en la realidad y otras están sensatamente documentadas. El experimento, en muchos casos, se trazaba en el aislamiento de unos niños desde su nacimiento para comprobar cuál era su idioma una vez que hablaran. Ese idioma, innato, no aprendido, sería el más profundo dentro del ser humano y por lo tanto aquel que usara Dios en su “charla” con el hombre.
El faraón de Egipto Psammetichus o el rey Jaime IV de Escocia llevaron a cabo el experimento. La prueba más documentada de todas fue la de un emperador mongol: Akbar Jan, a principios del siglo XVI. Lo relató un jesuita en 1708 en un libro sobre los mongoles. El emperador tomó unos cuantos niños recién nacidos y los encerró de tal modo que no tuvieran contacto alguno con nadie que fuera capaz de hablar. Los cuidadores eran sordomudos y así transcurrieron sus primeros años. Entonces, el mismo emperador junto con algunos sabios conocedores de lenguas, se dirigieron a los niños para ver su idioma y su forma de hablar. Por supuesto, los niños no hablaban nada, eran mudos.
Fuente: El científico curioso, la ciencia del cerebro, de Francisco Mora
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