¿Quiénes eran los últimos de Filipinas?
Filipinas fue colonia española hasta junio de 1898, cuando esta se declaró independiente después de una guerra. España firmó el Tratado de París a finales de aquel año y por el mismo cedía las islas a Estados Unidos a cambio de veinte millones de dólares.
Durante aquella guerra, concretamente el 30 de junio de 1898, un grupo de hombres, en torno a medio centenar, se atrincheraron en la localidad de Baler, dentro de su iglesia. Allí aguantaron trescientos treinta y siete días, hasta el 2 de junio de 1899, a pesar de estar mal armados y peor alimentados. Los sitiadores intentaron la rendición de los españoles mediante el envío de noticias y mensajeros, entre otros medios menos amables, que comunicaran a los atrincherados cómo se había desarrollado todo fuera y cómo la posición española en Filipinas no era la misma y estaba totalmente perdida. Uno de los mensajeros fue el teniente coronel Aguilar, que si bien no consiguió su propósito de manera directa, dejó allí unos periódicos que acabaron por convencer a los últimos de Filipinas que aquel empeño ya no tenía lugar. Así, se rindieron y pudieron salir sin problemas, ya que les depararon una salida honrosa en honor a su valor.
En la actualidad se usa el dicho "los últimos de Filipinas" para referirse a alguien que es extremadamente pertinaz en su empeño y que abandona el mismo el último.
Durante aquella guerra, concretamente el 30 de junio de 1898, un grupo de hombres, en torno a medio centenar, se atrincheraron en la localidad de Baler, dentro de su iglesia. Allí aguantaron trescientos treinta y siete días, hasta el 2 de junio de 1899, a pesar de estar mal armados y peor alimentados. Los sitiadores intentaron la rendición de los españoles mediante el envío de noticias y mensajeros, entre otros medios menos amables, que comunicaran a los atrincherados cómo se había desarrollado todo fuera y cómo la posición española en Filipinas no era la misma y estaba totalmente perdida. Uno de los mensajeros fue el teniente coronel Aguilar, que si bien no consiguió su propósito de manera directa, dejó allí unos periódicos que acabaron por convencer a los últimos de Filipinas que aquel empeño ya no tenía lugar. Así, se rindieron y pudieron salir sin problemas, ya que les depararon una salida honrosa en honor a su valor.
En la actualidad se usa el dicho "los últimos de Filipinas" para referirse a alguien que es extremadamente pertinaz en su empeño y que abandona el mismo el último.
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